viernes, septiembre 15, 2006

¿Estás sala'o?


Me pregunto de dónde salen tantos “issues” con la sal...
¿Por qué si alguien en la mesa te dice “pásame la sal”, no se la puedes pasar directo a su mano sino ponerla en la mesa, para que entonces el otro la tome de ahí…?
¿De dónde sale eso de que hay que echarse sal por encima del hombro?
¿De dónde viene el decir de “estoy sala’o”?

Y tú, ¿sabes la contestación a alguna de estas preguntas?

7 Comments:

At 4:18 p.m., septiembre 15, 2006, Blogger theblogmachine said...

Pues no sé, pero rajaooooooo con la sal haaaaahahahaha.

 
At 4:56 p.m., septiembre 15, 2006, Anonymous Anónimo said...

Según un site que vi, lo de la sal por encima del hombro viene de la Roma antigua, donde derramar sal era considerado mala suerte. El antidoto para esto era echarse sal por encima del hombro.

By the way, la palabra salario viene de sal...porque en ese tiempo el sueldo se pagaba mayormente en sal.

 
At 5:29 p.m., septiembre 15, 2006, Blogger La Caribeña said...

Hmmm, esta sí que no la sé, pero es que cuando las cosas se salan, no se les pega nada, por eso las carnes antes las salaban para que no se dañaran, y los jamones que guindan de las panaderías españolas, pues primero los curan con sal para que no se les pegue nada y se conserven, a lo mejor de ahí viene eso.

 
At 8:14 p.m., septiembre 15, 2006, Blogger elvinort said...

¿Y que significa tener salero?

 
At 12:22 a.m., septiembre 16, 2006, Blogger La Fábrica Fantástica said...

A mi el temita ese me jode en lo más profundo de mi existencia. Pues soy hipertenso y tengo que controlar la sal que me meto al cuerpo. asi que por ahi viene mi comentario, la sal sube la presión sanguinea.

 
At 12:20 p.m., septiembre 16, 2006, Anonymous Anónimo said...

NPI como dicen. Tengo vicio por lo salado, especialmente el popcorn. Lo cómico es que de tanta sal se le ponen a uno los labios como Angelina Jolie.

 
At 11:10 a.m., septiembre 17, 2006, Anonymous Anónimo said...

MIREN LO QUE ENCONTRE HACIENDO UN POQUITO DE RESEARCH SOBRE LA SAL:


La sal es un elemento que desde la antigüedad se ha considerado protectora frente a los maleficios y portadora de buena suerte. Dicen que su importancia proviene de su función como conservante de alimentos. Además la sal simboliza la alianza del hombre con la divinidad. Este último aspecto queda destacado en la Biblia (Lev. 2, 13).

Se cree que cuando hay sal en una casa siempre habrá dinero y si se echaba sal en los rincones de las cuadras el día primero de abril se evitaban las enfermedades del ganado.

Como amuleto la sal se utilizaba en rituales dibujando un círculo de sal alrededor de aquel que deseaba protegerse contra el diablo. Este círculo era llamado "círculo mágico".

Para contrarrestar el mal de ojo se bañaban en agua con sal las plantas de los pies y las palmas de la mano tres veces, se bebía tres sorbos del agua salda y después se echaba al fuego lo que quedaba de dicha agua.

Hay sin embargo un remedio para conjurar la mala suerte: echar una pizca de sal por encima del hombro izquierdo, porque de este modo se ciega al diablo y a los malos espíritus, o tirar agua por la ventana.

Era costumbre echar sal al fuego cuando entraba en casa una persona sospechosa de dedicarse a la hechicería. También se evitaban las visitas de alguien indeseable echando sal donde había estado, recogiéndola y quemándola después. Otro remedio utilizado era echar sal en el umbral después de su partida.

Se creía que poniendo un plato con sal debajo de la cama de un enfermo ésta absorbía el mal y protegía contra la enfermedad.

Para evitar que un niño sin bautizar fuera objeto de hechicerías se ataba a sus ropas un saquito con un poco de sal cuando se le ponía a dormir en su cuna.

Es de mal agüero derramar de forma involuntaria la sal o que se caiga un salero: el responsable de ese fatal descuido verterá tantas lágrimas como granos de sal se hayan desperdigado. Pretenden algunos que esta creencia procede de la Última Cena, en la que Cristo cometió tal torpeza.

El refranero nos lo dice: "Derramar el vino es buena señal, pero no la sal"; "Si se vierte el salero, faltará la razón, pero no el agüero"; "Verterse el vino es buen sino, derramarse la sal, mala señal".

Quién pisa la sal derramada tendrá disgustos y si se trata de alguien que va a casarse pronto, no cumplirá este propósito. Aquel que persiga quebrantar la felicidad de unos recién casados le basta con echar sal en el lecho nupcial.

 

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